martes, 13 de octubre de 2009

El desenfado de un pintor limeño

A don Guillermo Lam Almonacid



PANCHO FIERRO PALAS. ARCHIVO COURRET

Don Francisco Fierro
(1807 – 1879)


Nada compendia a cabalidad el sabor provinciano e histórico de la vieja Lima, aquella del ocaso colonial y los albores de la república, que las acuarelas que dejó don Francisco Fierro Palas, pintor y caricaturista mulato, nacido a principios del S. XIX en la ciudad de los picarones, la tizana, la mixtura, la revolución caliente, la mazamorra y los anticuchos.

Aquí, algunas de las más representativas:

Jinete mulato; acuarela


Vendedora de pescado; acuarela

En las dos primeras décadas de su existencia, tenía pintada el autodidacta Fierro la constante de una vida citadina en la que los esclavos negros, mulatos o zambos menudeaban, ora en las chacras, ora en los establos; servidumbre y peonaje en general, sea como lustrosos e impecables aurigas o palafreneros de los señoriales coches de los títulos de Castilla, o como vendedores ambulantes que voceaban pegajosos pregones o formaban los regimientos de la caballería colonial, más tarde republicana. Era un pintor de costumbres.

Hacendado, acuarela sobre papel



Amanuense; acuarela

Pero su pincel, repetimos, apuntaba gracioso no exento de picardía, a sacerdotes, amanuenses, médicos, letrados, militares y cuanto personaje y oficio de gremio habitaba Lima. Cuadros aquellos, en especial acuarelas, de las festividades religiosas a los que tan propenso y nutrido se mostraba el calendario nacional; los cánones del vestir y de costumbres que si no llegan a la fidelidad académica de un Rugendas o un Angrand -testigos excepcionales de la época- muestran lo folklórico y sandunguero, con maestría y desenfado, detalle que escapó a los celebrados pintores europeos ya que en el magín de nuestro artista este detalle le era consustancial y lo trasladaba con felicidad en sus limeñísimos personajes; también estaban los indios o naturales, que en número y oficio moraban en la bullente y abigarrada urbe. Con él se reconstruye un tramo importante y colorido de la historia nacional.




Diversos momentos de la zamacueca o mozamala en modo decente, ya que por su marcada sensualidad este baile de origen negro estuvo prohibido en las primeras etapas coloniales

Testigo, desde la épocas del virrey de La Pezuela, de las germinales luchas por la independencia, lo fue también de la llegada de las tropas de San Martín, en la que un regimiento era de pardos; o las que después trajo Bolívar donde la gente de su raza menudeaba, hasta avanzados los primeros meses de la guerra con Chile, la impronta de su orgulloso y festivo timbre es la característica del artista, quien apunta adusta y solemne la figura o la exhibe pícara cuando así lo desea; entonces basta contemplar los gestos de sus personajes y los de las cabalgaduras, en especial los asnos, que parecen sonreír o mofarse de las circunstancias…

Carnavales, talco y jeringa; acuarela sobre papel

El mismo había nacido liberto o manumiso por razones de las que no hemos indagado aún, hijo de Nicolás Fierro, blanco de origen y de Carmen Palas, negra de nacimiento, pero conocido dueño de su hábil oficio tenía acceso a toda clase social, lo que deja en claro su gran aceptación. Como correspondía a su gremio abrió atelier en una calle principal de la ciudad. ¡Y no se diga quién era quién!

Lechera; acuarela sobre papel

Según sus estudiosos, Francisco aprendió a pintar por vocación pero también por necesidad. Tampoco sabía leer y escribir, asuntos estos que no lo excluyen de catalogar como el célebre pintor costumbrista del XIX. Por ello no firmaba sus obras, ni falta que le hubiera hecho, habida cuenta de la nula competencia que tenía; se estima que llego a captar más de 1200 escenas de la vida limeña, con sus singulares personajes y oficios; ceremonias religiosas y festividades de costumbre; letreros y carteles de toros.

Doctor de negritos, acuarela

Naturalmente que esta producción pictórica no fue ajena al escritor don Ricardo Palma, de quien se conoce haber adquirido una colección y con toda seguridad muchas de cuyas tradiciones limeñas tienen por referencia a nuestro biografiado artista. Donada por la familia, se mantiene ahora en el Museo de Arte de la capital.

Yerbatero; acuarela

El pintor francés Leonce Angrand, quien visitó Lima en pleno siglo XIX y produjo una memorable obra sobre tipos y costumbres, adquirió pinturas del artista peruano. También un importante número de acuarelas se hallan en el museo de etnografía de Leningrado y otro tanto se conserva en la Hispanic Society de Nueva York. Es un lujo poseer un original, pero las copias menudean y las hemos tomado de Internet. Su fama ahora traspasa los umbrales del Perú.

El bandolero Escobar, acuarela

Su deceso fue noticia, que El Comercio de Lima, un triste día del mes de la patria en 1879, como es natural, habría de producir consternación general y congoja en su hogar.

La criolla, acuarela sobre papel




Fuentes

Wikipedia


Internet

Grabados del Banco Central de Reserva del Perú y del Museo de Arte

Diversos otros de procedencia por Internet

domingo, 13 de septiembre de 2009

El mulato retratista

A don Andrés Merino Espiñeira; Santiago de Chile

José Gil de Castro
(Lima 1785; Lima, 1850)
Entre la colonia y la república

Infante José Raimundo Nepomuceno Figueroa Araoz


Profusa la historiografía de este maestro de singularísimo estilo en el óleo, retratista contemporáneo de personajes notables; engreído de las damas de la sociedad colonial y republicana a orillas del Rímac y del Mapocho; creador de ese estilo hierático con que quiso mostrar a libertadores generalísimos, mariscales encumbrados, encopetadas damas y grandes señores; delicado pincel de madonas santas de conventos, monasterios e iglesias. El peruano del barrio santiaguino de Lastarria, pintor con establecimiento a inmediaciones del Cerro de Santa Lucía, el limeño don José Gil de Castro y Morales, también conocido en su época como el Mulato Gil.



Difícil no reconocer de primera vista su Simón Bolívar, rostro de pardo de largas patillas y negro bigote, con esa levita de tieso y elevado cuello en color punzó sobre paño negro con dorados y charreteras bordadas a profusión del estilo en boga, de simétrica abotonadura, retrato que le tomó en directo en 1822; o su San Martín, con el corvo sable dorado, tahalí y correaje blancos investido de la banda con los colores isabelinos, conforme posaría para sus bastidores en 1818, antes de traer sus ejércitos al Perú.



Imposible pasar por alto los colores de su paleta en el rostro de mejillas ajamonadas del general Bernardo O’Higgins Riquelme, vencedor de Chacabuco, padre chileno de la Patria Nueva, posteriormente el asilado voluntario de Montalbán en Cañete, Perú; célebre vástago de Ña Ambrosio, el irlandés (Don Ambrosio O'Higgins, Marqués de Osorno, trigésimo sexto Virrey del Perú; (1796-1801)



Es a este encumbrado militar que Gil de Castro debe la fama. Amigo del pintor, que le retrató con mucho acierto, O'Higgins le otorgó la condecoración Al Mérito, en el grado de legionario.

Y si de madonas santas se trata, aquí dos muestras de sus pinceles en la virgen de las Mercedes y de Santa Isabel, reina de Portugal:


NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES


SANTA ISABEL, REINA DE PORTUGAL

Personajes coloniales como el que muestra el grabado;



CORONEL JUDAS TADEO DE LOS REYES Y BORDA

O también, en la baja escala social pero elevada de patriotismo, la modesta del pescador chorrillano don José Olaya Balandra, mensajero por antonomasia de la independencia del Perú.


JOSÉ OLAYA BALANDRA

Iconografía toda esta muy familiar a nuestros ojos que la hemos visto en museos y reproducidas en libros de la infancia y juventud; sin embargo, carecemos de su efigie pues tampoco se conoce de algún autorretrato y nos contentamos con imaginarlo como se muestra el mulato, hijo de blanco con negra, mestizaje que lleva confundidos la vitalidad serena y la sensibilidad aguda de sus progenitores.

Datos biográficos

Las fechas de su estada en Chile, su retorno al Perú y deceso en Lima no son claras ni coincidentes, excepto la de su nacimiento que se conoce por su fe de bautismo que expresa que nació en Lima, el 1° de septiembre de 1785, que fue pardo libre, hijo legítimo de José Mariano Carvajal Castro y María Leocadia Morales.

Su formación artística la habría seguido en la escuela pública de dibujo y pintura, creada por José del Pozo y su maestro habría sido el español avecindado en Trujillo, Julián Payo.

En 1805 o 1810 se habría trasladado a Chile, radicándose en Santiago. Su presencia en Chile sería para cumplir con deberes castrenses. Encontró allí ambiente propicio para la pintura religiosa, los retratos militares y los personajes de las clases adineradas, de gran demanda en la naciente república.

Por su destacada labor como retratista y pintor recibe, en 1816, el nombramiento de Maestro Mayor del gremio de pintores por el Cabildo de Santiago.

Casó en Santiago en 1817 con doña María Concepción Martínez y aprovechando su experiencia militar y su alto conocimiento de dibujo, cartografía y cosmografía, obtuvo diversos nombramientos militares, entre ellos el de capitán de ingenieros de Chile y Perú, capitán de fusileros del batallón de Infantes de la Patria y la Orden al Mérito de Chile.

Mantuvo, como hemos dicho, gran amistad con el general Bernardo O’Higgins, debiéndose a él los más logrados retratos del prócer. Gil de Castro se convirtió en el gran retratista de las campañas de los ejércitos libertadores de Sudamérica y en consecuencia, su pintura representa el paso de la colonia al período de la república. En 1820 O’Higgins lo nombró segundo cosmógrafo, miembro de la mesa topográfica y proto-antigrafista del Supremo Director.

Instaló su taller en la actual calle Victoria Subercaseaux de Santiago, a inmediaciones del cerro Huelén (Voz mapuche) llamado Santa Lucía, donde recibía a numerosos clientes que posaban para él en largas sesiones.

Dicen los estudiosos del artista que de acuerdo a las fechas de sus cuadros, el pintor permaneció en Chile hasta 1825. A partir de ese año, solo se conocen obras firmadas en Lima que corresponden a retratos de las damas más importantes y elegantes de la sociedad peruana.

Se puede ver de sus pinturas al óleo las características imperantes del arte pictórico de la época colonial. Un estudiado dibujo y el paulatino uso de colores luminosos y simbólicos como el rojo. Demostró una particular sensibilidad para captar los rasgos fisonómicos de sus modelos incluyendo todo tipo de detalles y elementos escenográficos con realce de la alcurnia y dignidad de los retratados, ahora, muy de su estilo, algo acartonados dado el hieratismo de que solía revestirlos.

De esta forma sus pinturas adquieren no solo un valor artístico, sino también valioso testimonio histórico. Su presencia en Chile, resultó de mayor significación cuantitativa que en la del Perú, por la demanda de sus servicios que, además, le produjo las distinciones que le fueron concedidas y la memoria con que se le recuerda en el vecino país.

Nadie es profeta en su tierra. Veamos:

Premios y distinciones

1816 Es nombrado Maestro Mayor del Gremio de Pintores.
1820 O’Higgins lo nombró Segundo Cosmógrafo y miembro de la mesa topográfica y Proto-Antigrafista del Supremo Director.

Exposiciones individuales posteriores

1993 Retrato de Don José Raymundo Juan Nepomuseno de Figueroa y Araoz. Casa de Remates Jorge Carroza. Santiago, Chile.
1994 José Gil de Castro en Chile, Reactivando la Memoria. Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago, Chile.

Exposiciones colectivas

1940 Exposición de Arte Chileno, Buenos Aires, Argentina.
1942 Chilean Contemporary Art, The Toledo Museum of Art, Estados Unidos.
1962 Retratos Chilenos por Artistas Extranjeros, Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago, Chile.
1972 150 Años de Pintura Chilena, Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, Argentina.
1974 Precursores Extranjeros de la Pintura Chilena, Instituto Cultural de Las Condes, Santiago, Chile.
1975 El Eterno Femenino, Instituto Cultural de Providencia, Santiago, Chile.
1975 La Modelo y el Pintor, Sala Forestal, Santiago, Chile.
1976 Siglo y Medio de Pintura Chilena: Desde Gil de Castro al Presente, Instituto Cultural de Las Condes, Santiago, Chile.
1977 200 Años de Pintura Chilena: Primera Exposición Itinerante, Departamento de Extensión Cultural del Ministerio de Educación, Santiago, Chile.
1978 Colección Guzmán Ponce, Instituto Cultural de San Miguel, Santiago, Chile.
1980 El Arte y la Banca, Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago, Chile.
1981 La Historia de Chile en la Pintura. Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago, Chile.
1982 Recorriendo el pasado de la Pintura Chilena, Instituto Cultural de Las Condes, Santiago, Chile.
1984 15 Elegidos en la Pintura Chilena: Exposición Retrospectiva, Instituto Cultural de Las Condes, Santiago, Chile.
1984 Pinacoteca de la Universidad de Concepción en Homenaje a Claudio Arrau, Centro Histórico de la I. Municipalidad de Chillán, Chillán, Chile.
1987 Panorama de la Pintura Chilena desde los Precursores hasta Montparnasse, Instituto Cultural de Las Condes, Santiago, Chile.
1991 Siglo y Medio de Pintura Chilena, Instituto Cultural de Las Condes, Santiago, Chile.
1994 Pinacoteca de la Universidad de Concepción, Corporación Cultural de Las Condes, Santiago, Chile.
1995 Retratos en la Pintura Chilena, Instituto Cultural de Providencia, Santiago, Chile.
1998 La Región del Maule y sus Pintores, Museo O'Higginiano y Bellas Artes de Talca, Talca, Chile.
2004 Retratos: 2000 Years of Latin American Portraits, El Museo del Barrio, New York, Estados Unidos.
2005 Retratos: 2000 Years of Latin American Portraits, San Diego Museum of Art, California, Estados Unidos.
2005 Retratos: 2000 Years of Latin American Portraits, Bass Museum of Art, Miami Beach, Florida, Estados Unidos.
2005 Retratos: 2000 Years of Latin American Portraits, National Portrait Gallery at the S. Dillon Ripley Center, Smithsonian Institution, Washington D.C., Estados Unidos.
2006 Retratos: 2000 Years of Latin American Portraits, San Antonio Museum of Art, Texas, Estados Unidos.
2009 Chile Mestizo, Centro Cultural Palacio La Moneda, Santiago, Chile.

La plaza Mulato Gil de Castro en Santiago de Chile

Dice la nota que glosamos de Internet: Interesante y novedoso centro cultural, ubicado cerca del hermoso Parque Forestal. Motivados por la actividad artística y bohemia que ya se había ido instalando en el sector, los arquitectos Ignacio Cruz y Walter Biggeman diseñaron este armónico conjunto de casas con una plaza central, con el objeto de acoger talleres, cafés y salas de exposición que convocaran al público interesado. Pronto ese espacio se convirtió en lugar de visita obligado para todo el que quisiera pasar por bohemio o intelectual, lo que de algún modo también le dio cierta artificialidad.

En definitiva, la Plaza Mulato Gil de Castro es sin duda un lugar turístico y en su interior el visitante puede encontrar tiendas de artesanía y libros, un pequeño Museo Arqueológico y una amplia oferta de restaurantes y cafés de gran calidad.

Datos de investigación

Finalizamos esta reseña con una crónica que comprende las épocas de la colonia y de la república, en el Perú y Chile, que a nuestro bueno de Gil de Castro le tocó vivir, de 1785-1850, sus sesenta y cinco años.

Bajo los Borbones:

34. Virrey Teodoro de Croix; 1784-1790
35. Virrey Frei Francisco Gil de Taboada y Lemus; 1790-1796
36. Virrey Ambrosio O'Higgins; 1796-1801
37. Virrey Gabriel de Avilés; 1801-1806
38. Virrey Fernando de Abascal y Souza; 1806-1816
39. Virrey Joaquín de la Pezuela; 1816-1821
40. Virrey José de la Serna; 1821-1824

En la república:

1821-1822 José de San Martín Matorras
1823-1824; José Bernardo de Tagle y Portocarrero
1822-1823; 1827-1828; José de la Mar Cortázar
1823; 1838-1839; José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete
1823; José Antonio de Sucre de Alcalá
1824-1825; Simón Bolívar Palacios
1825-1826; Hipólito Unánue Pavón
1826/27; 1836-37; Andrés Santa Cruz Calahumana
1827; 1828-1829; 1834-1835; Manuel Salazar y Baquíjano
1829; 1839; 1829; 1830-1831; Antonio Gutiérrez de La Fuente
1829-1833; 1838-1840; 1840-1841; Agustín Gamarra Petrona
1831; Andrés Reyes y Buitrón
1832; Manuel Tellería Vicuña
1833; José Braulio del Campo-Redondo Cisneros
1834-1836; 1837-1838; Luis José de Orbegoso y Moncada
1834; Pedro Bermúdez Ascarta
1835; Felipe Santiago Salaverry del Solar
1835 Juan Bautista de Lavalle y Zugasti
1826-1827; 1836-1837; Andrés de Santa Cruz Calahumana
1837 Pío Tristán y Moscoso
1838 José; María Galdeano de Mendoza
1829-1833; 1838-1840; 1840-1841; Agustín Gamarra Petrona
1840-1841-1842; 1844-1845; Manuel Menéndez
1842; Juan Crisóstomo Torrico González
1842-1843; Francisco Vidal La Hoz
1843; Justo Figuerola de Estrada
1843; Manuel Ignacio Vivanco de Iturralde
1843-1844; Domingo Nieto Márquez
1843-1844; Domingo Elías Carbajo
1845-1851; Ramón Castilla Marquesado

Chile

Gobernantes y presidentes

1810-1811 Mateo de Toro y Zambrano
1811-1811 Juan Martínez de Rozas
1811-1811 Fernando Márquez de la Plata
1811-1811 Juan Martínez de Rozas
1811-1811 Juan Antonio Ovalle
1811-1811 Martín Calvo Encalada
1811-1811 Juan Martínez de Rozas
1811-1811 José Miguel Carrera Verdugo
1811-1812 José Santiago Portales
1812-1812 José Miguel Carrera Verdugo
1812 1812 Pedro José Prado Jaraquemada
1812 1813 José Miguel Carrera Verdugo
1813 1813 Francisco Antonio Pérez
1813 1814 José Miguel Infante
1814 1814 Agustín de Eyzaguirre
1814 1814 Antonio José de Irisarri Alonso
1814 1814 Francisco de la Lastra de la Sotta
1814 1814 José Miguel Carrera Verdugo
Mariano Osorio
Casimiro Marcó del Pont
Casimiro Marcó del Pont Ángel Díaz y Méndez
1817- 1823 Bernardo O'Higgins Riquelme
1823- 1823 Agustín Manuel de Eyzaguirre
1823-1823 Congreso de Plenipotenciarios
1823-1823 Ramón Freire Serrano
1823-1826 Ramón Freire Serrano
1823-1823 Diego José Benavente
1823-Ramón Freire Serrano
1826-1827 Agustín Eyzaguirre y Arechavala
1827-1827 Ramón Freire Serrano
1827-1827 Ramón Freire Serrano
1827-1829 Francisco Antonio Pinto Díaz
1829-1829 Francisco Ramón Vicuña
1829-1829 Francisco Antonio Pinto Díaz
1829-1929 Francisco Ramón Vicuña
1829-1830 José Tomás Ovalle Bezanilla
1830-1830 Francisco Ruiz-Tagle Portales
1830-1831 José Tomás Ovalle Bezanilla
1831-1831 Fernando Errázuriz Aldunate
1831-1831 Fernando Errázuriz Aldunate Vicepresidente
1831-1836 José Joaquín Prieto Vial
1831-1836 José Joaquín Prieto Vial
1841-1846 Manuel Bulnes Prieto
1846-1851 Manuel Bulnes Prieto


Fuentes

INTERNET

Pontificia Universidad Católica del Perú
http://www.uc.cl/faba/ARTE/AUTORES/GilObrasT.html

Wikipedia
http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Gil_de_Castro

Portal de Arte
http://www.portaldearte.cl/autores/gildecastro.htm

Artistas plásticos chilenos
http://www.artistasplasticoschilenos.cl/biografia.aspx?itmid=300

mavCanal Cultural
http://www.mav.cl/expo/gil_de_castro

http://es.viajes.yahoo.com/p-guia_viaje-830472-plaza_mulato_gil_de_castro_santiago-i

Virreyes del Perú
http://lsiabala-almanzur.blogspot.com/2006/12/virreyes-del-per.html

Presidentes del Perú
http://lsiabala-almanzur.blogspot.com/2008/02/presidentes-del-per.html

Gobernantes y presidentes de Chile
http://www.arabe.cl/chile/presidentes.html

Museo del Banco Central de Reserva del Perú

http://museobcr.perucultural.org.pe/interior.htm

viernes, 15 de mayo de 2009

Cuando Rugendas visitó Lima

A don Pedro Encina Fariña, Talca-Chile



Autorretrato. Lápiz, Colección Gráficas Estatales de Munich



Johann Moritz Rugendas
(1802, Augsburgo – Weilheim, 1858)



Entre los artistas que visitaron Lima durante el sigo XIX, que corresponde al de su nacimiento como república, se registra la del pintor bávaro Juan Mauricio Rugendas, allanada de esta otra forma sus señales onomásticas al castellano. Habría de dedicarle al Perú, especialmente a Lima, cerca de cuatro años de su existencia que alcanzó temprana partida a los cincuenta y seis años. Buena parte de aquel tiempo en el Perú permaneció en la capital, desde mediados de diciembre de 1842 hasta fines de enero de 1845. Viajó también por diferentes provincias y departamentos del sur.

Dragón de la escolta del presidente. Apunte a lápiz de Rugendas, en Lima


Como quiera que resulte importante los antecedentes de su persona, obra y talento, más aún tratándose de un artista hábil con los pinceles y estupendo en el boceto al lápiz y la acuarela, escribimos algunas notas biográficas de su singular carácter, gracias al cual podremos remontar con mejor crédito la ciudad de Lima cuando todavía persistían en ella las galas cortesanas, bullía el mercado vocinglero y tumultuoso; las damas, tapadas, que en su mayoría acudían a los templos vestidas de saya y manto; separadas de los hombres como en una mezquita se hincaban en los amplios recintos -por entonces carentes de bancas- sobre alfombrillas que portaban jóvenes esclavos negros en traje de ocasión; atildados caballeros de sombrero de copa, jinetes chalanes; profusos coches y carruajes formaban el acervo nacional y eran parte del tráfago urbano, en especial, en día domingo. También, el abuso del poder, la opulencia, la molicie, el esplendor de las mansiones y los balcones volados en cajonería; amén de los numerosos templos, conventos y cantarinas fuentes no fueron ajenos a la retina de testigo tan especial.

Habría de legarnos Rugendas el sabor de aquella capital del Perú en época de la cual aún queda mucho por admirar. Veamos con algún detenimiento los escogidos grabados para entenderlo.

En este punto es fácil intuir que no habría de escapar a su talento la similitud de usos y costumbres asimilados en sus estudios de historia del arte al sentir, en lo limeño, una presencia morisca: las mujeres de toda condición cubrían su rostro como lo hacían las árabes con el charchaf, vestidas con la saya y el manto, acaso el chaftan, o el uso de la alfombrilla, conocida como lacatifa entre las huríes; los balcones volados, “las calles en los aires” al estilo de Rabat, Bagdad, Damasco o del Cairo; mercados de abasto como cualquier zoco musulmán, donde es práctica el regateo, razón y prez del comercio árabe.


Tapada, acuarela; Rugendas, mayo, 1843

Los embaldosados patios con azulejos y pila ornamental, zaguanes de casonas opulentas, allí pendían tapices de Damasco que gastaban muebles de taracea, bargueños y otros menudos artefactos del arte adamascado o de preciada ataujía toledana. Profusos arcos mudéjares en claustros y patios, puertas, ventanas y cancelas. Otro tanto ocurría con los anticuchos, aquellos trocitos de carne ensartados, los pinchitos marroquíes, o el seviche o sibech de tanta fama en Tarifa, Tetuán o Melilla.

Torres y miradores, que semejan atalayas o alminares que al fin de cuentas eso eran; atávicas costumbres imperantes, no desaparecidas del todo en nuestros días.


Si de toros se trata, el atuendo llamado traje de luces, era “a la turquesa” que en el siglo XVI vestían los diestros en España, clara alusión al origen otomano de aquella indumentaria cargada de adornos, botones y pendientes, llamados alamares o caireles, muy presente en Acho en los días de Rugendas en Lima y en toda época antes y después de él.


La recova de Lima. Fragmento de óleo. Rugendas, 1843


En la alameda nueva del Rímac. Óleo, 1843

Datos biográficos

Nació Juan Mauricio en Augsburgo, el 29 de marzo de 1802, hijo de Johann Lorenz, director de la Academia de Bellas Artes de aquella ciudad. Muy temprano, a los quince años, sintiendo la bullente vocación trasmitida por generaciones de familiares de origen catalán, que habían sentado real en aquellas tierras por razones religiosas, ingresa en la Academia de Artes de Munich, la capital bávara.

Más tarde es incorporado a la expedición del explorador barón von Langsdorff, quien necesitaba de alguien que, ajeno a especulaciones e impulsos, describiera al dibujo las muestras naturales con exactitud, como cuadra al rigor científico. El exigente explorador encontró en el joven artista la persona adecuada para su expedición al Brasil, donde llega en 1821.

Su paso por el Imperio del Brasil

Pero el trópico ubérrimo y expansivo pudo más en la sensibilidad romántica de nuestro amigo, en sus eclosivos diecinueve años; entonces, movido por intereses de propia exploración se aparta de von Langsdorff para viajar por su cuenta y riesgo con el propósito de apuntar a mano alzada bocetos y acuarelas de un mundo extraño al suyo, latitudes más bien templadas y frías tan opuestas a las del lejano tropical Brasil.

De regreso a Europa, se publica en Paris el producto de este trabajo en francés, Voyage pinttoresque dans le Brasil, y en edición alemana bajo el título Malerische Reise in Brasilien (Viaje de pictórica en el Brasil, o Viaje pintoresco en el Brasil, que para el efecto la precisión alemana no tiene parangón castellano), con un centenar de planchas litografiadas, editado al cuidado de Engelmann. La demanda obligó a una edición en formato menor y tan solo cuarenta cuadros, se trata de Merkwürdigste aus der malerischen Reise in Brasilien (Lo más notable del viaje pintoresco en el Brasil).



Plaza mayor de Lima, Rugendas. Óleo, 1843

En circunstancias de su presencia en París conoce al barón Alexander von Humboldt, el sabio naturalista conocedor de la América equinoccial, quien interesado en las pulcras láminas de plantas, hojas, helechos, tallos y flores de la vasta herbaria traída del Brasil, recogidas por el pincel de Rugendas, le prodigó su aplauso y protección.

Contagiado de nostalgia y aventura retorna para América. Esta vez visita Haití, México, Chile, Perú, Bolivia, Argentina y el Uruguay, para lo cual elabora un Fahrplan (Plan maestro).

En México

Su presencia de algo de tres años por México y los estados de México, Michoacán, Hidalgo, Guerrero, Puebla, Veracruz, Jalisco y Colima, son motivo de más de 1600 piezas, entre apuntes y cuadros de costumbres. Pero sería en México donde tendrían lugar dramáticas experiencias personales que le pondrían al borde de la muerte; la primera cuando le atacó el cólera, peste que azotaba el hermoso país del mezcal, el tequila y las tortillas de maíz; la monumental Teotihuacan y su singular pueblo. La segunda cuando, en su afán de poner a salvo a dos conspiradores contra el general Ambrosio Benavente y permitirles la huída, es encarcelado por dos meses y luego expulsado del país.

Su obra en aquellas latitudes quedó registrada en Landschaftsbilder und Skizzen aus dem Volksleben von Mexico (Paisajes y bosquejos de la vida popular en México) editada en Darmstadt, Alemania, en 1855 y en Londres en 1858.

En Chile

Pone dirección entonces a la costa mexicana del Pacífico en 1834. Embarca en Acapulco con rumbo a Chile donde ingresa por Valparaíso. Permanece en tierra mapuche, más allá de lo proyectado, cautivado por la belleza del paisaje y lo nativo.

En Santiago es acogido generosamente y habría de quedar atado sentimentalmente a una dama de Talca, doña Carmen Arriagada de Gutike, esposa de un ex oficial prusiano fugado de Prusia por haber dado muerte en duelo a un superior jerárquico. Eduard Gutike, había pertenecido a la expedición libertadora de San Martín en el Perú; herido de bala perdió el uso de una pierna.

Rugendas se avino a una apasionada y clandestina aventura, que terminó con el retiro de la amante en una casa religiosa.

También en Chile su producción es generosa; más de 850 láminas, entre óleos, acuarelas y bocetos se registran allí. Retrata a lo más graneado de la sociedad santiaguina; a él se deben vistas de las obras del tajamar en las riberas del Mapocho, ceremonias patrióticas, una colección de trajes típicos; fiestas populares, escenas de estancia y campo pintadas con destreza y experta ejecución.

Llevado por su espíritu apasionado conoce y emprende amores con una bella joven de Valparaíso perteneciente a una acaudalada familia. Pero, doña Clara Álvarez Condarco, apremiada por la familia dada la naturaleza de esos amores, para no avenirse a una eventual unión, rompe por carta con Rugendas y así termina en fracaso esta nueva relación.

En el Perú

Agregamos a lo expresado en el exordio, que nuestro artista, viajero en estas precarias condiciones sentimentales, o como consecuencia de ellas, decide emprender su proyectado viaje al Perú. A la tierra donde el Sol había sido Dios.

En Lima, José Mauricio se convierte luego en retratista en su mayoría de personajes extranjeros; hace apuntes del Puente de Montesclaros o Puente de Piedra, la Alameda de los Descalzos, mansiones de Lima y ranchos de Miraflores y Chorrillos; de muchas calles de Lima, en una de aquellas llamada Puno moraba por esos días un niño que alcanzaría fama como tradicionista, Ricardo Palma; escenas de campo y costumbres; beatas, mulatos, negros, indígenas, mendigos y cuanto personaje pintoresco era pan de sus pinceles. Viaja por Puno, Cusco, Arequipa, Tacna y apunta a su paso.

Itinerario del pintor –viajero por América:

Río de Janeiro – Minas Gerais - México- Xalapa – Orizaba – Puebla – Cuernavaca – Morelia – Manzanillo – Acapulco – Valparaíso – Santiago – Talca – Constitución - Santiago – La Serena – Cruce de los Andes – San Luis - Santiago – Callao – Arica – Tacna – Lima – La Paz – Cuzco – Arequipa – Valparaíso – Montevideo – Buenos Aires - Río de Janeiro.

Vasta y hermosa producción la de este alemán que finalmente se retira a Weilheim, a orillas del Teck en Würtemberg, donde emprendió un tardío romance que luego de algunas peripecias culminó en casamiento con la joven muniquesa María Sigl, su cariñosa Bettina, hija de un acomodado fabricante de tejidos de aquella localidad.


Pero el recuerdo de su paso por el continente sudamericano le hizo escribir estos sencillos versos producto también de la soledad, el abatimiento y la nostalgia:

Construí un puente
en mis pensamientos,
hacia el ancho, ancho mundo.
De la cima de los Alpes
hasta la lejana cordillera de los Andes.

Un ataque al corazón lo retiró de la vida el 29 de mayo de 1858, antes de cumplir un mes de su boda. Yace sepulto en aquel pueblo de Baviera del Norte.



Dama limeña. Lápiz. Rugendas, 1873

Fuentes:

Juan Mauricio Rugendas, El Perú Romántico del sigo XIX, Editor Carlos Milla Batres. Lima, Perú 1975.

Grabados, obra citada.

Internet:

domingo, 8 de marzo de 2009

Nos dejó Fernando Marcet Salazar




Notas de pesar:

Don Fernando Marcet Salazar fue colaborador por el Perú, los últimos años, de un importante medio Web de considerable difusión en materia de tauromaquia, Opinión y Toros.

Aquí la elocuente y sentida nota del su Director, el señor Antolín Castro:

http://www.opinionytoros.com/opinionytoros.php?Id=3120&Colab=1

Me permito agregar:


Veníale la afición desde muy temprano cuando de la mano de su señor padre, don Francisco Marcet Pi, catalán de padre y madre como se puede ver de sus apellidos, afincado finalmente en el Perú, asistía rigurosa, invariable e infaltable a la plaza de Acho, aquel viejo coso con descomunal diámetro, antes del recorte del redondel que se le practicó (en 1947, si mal no recuerdo) para dotarlo de mayor capacidad: desaparecieron entonces los cuartuchos con ventanas o troneras que le daban vuelta -que no sólo servían para ver toros- donde los abonados aficionados y sus invitados, con mesa y bebida a su alcance, espectaban a salvo directamente al ruedo; se le había retirado también el antiguo templador o burladero que se levantaba al centro (no había piernas para alcanzar los lejanos burladeros de las tablas y por ello se colocó al centro uno para el consecuente socorro. Ahora, con el diametro más corto no hacía falta)

Por entonces tampoco existía la Feria del Señor de los Milagros, que se da en octubre, gestada por don Manuel Solari Swayne, señó Manué y se corrían toros durante el verano.

- Recuerdo, me decía, que mi padre me llevaba a la plaza y todos aquellos niños que pasábamos por debajo de los barrotes de una barra circular, que admitía de uno a uno a los espectadores, entrábamos sin pagar. Lo expresaba con emoción.

Las veces, y no fueron pocas aquellas que asistimos juntos a ver corridas, armado de un pequeño cuaderno de notas y un lápiz, de pronto hacía rápidos apuntes. Jamás le escuché, contagiado del entusiasmo, el clásico e incontrolado ¡Oléee…¡
Murmuraba algún comentario y anotaba.

Si por allí algún vecino profería algún desafuero le corregía… Tocado con un enorme sombrero de paja tomado de un tío materno en Ferreñafe, con la cenefa adornada con monedas de plata, aquel arquitecto de profesión se transformaba en una especie de chalán de a pie.

Al día siguiente una nota en los medios o en la Web, así año tras año.

¡Pero, cuidado se produjera una nota periodística alabando o magnificando una corrida con mal encierro, o ganadero que protegido por los escribas (los sobrecogedores) decía de los toros algo que no era correcto; o torero que no se había mostrado como matador, o empresario que modificaba o entrababa la tradición, o la mismísima Beneficencia Pública de Lima con algún absurdo contrato!… Fernando, les salía al encuentro con muletazos de castigo.

Si no recordaré cuantos encontronazos y entuertos se conseguía sin la menor dificultad…

- Compadre, me dijo algún día - ¿Sabes de reglamentación por la que sea posible colocar carteles, avisos, azulejos, bustos; etc., etc. en la plaza de Acho con tanta liberalidad?. Parece que es posible pues nadie se opone, agregó. Están ensuciando la plaza. Según eso se está levantando la estatua de fulano de tal (No necesariamente célebre para semejante memorativa) y se está a punto de inaugurarlo del lado del Museo Taurino por los patios de sombra. Tengo que hacer algo, es necesario parar esto:

Los responsables tratando de ser inteligentes, con marcado rubor actuaron y lo que inicialmente debería haber sido una formalísima y bien lograda estatua del cuestionado matador, quedó recortada hasta dos tercios de su estatura... Nuevo ataque. Finalmente, entre asustados y tolerantes la dejaron en busto.

-Hoy es la develación del busto, me voy a la plaza; no me han invitado, pero iré con una comba de a kilo (pesado martillo para partir) … ¡Tengo que hacer algo!

Esa misma tarde, sonó el teléfono de mi oficina: Lucho, por favor ven a la comisaría, Fernando está detenido… la voz de mi afligida comadre Angélica, la dignísima dama y abnegada compañera de Fernando…

En otra ocasión, m
ientras apurábamos alguna copa (no hay pisco malo apuntaba):

-¿Qué opinas: en la suerte de varas, el picador debe herir únicamente con el diamante o hasta la cruceta, encordelado y todo?

Un par de horas de sustento histórico y maduras razones por las cuales lo correcto serían las normas impuestas por el duque de Veragua en el S. XVIII… con algunas enmiendas, desde luego.

Pero los antecedentes eran ya remotos: Deseoso de ir en busca de historia, algún domingo de las épocas escolares, me acompañaba entre absorto y crítico por los conventos de Lima y por los techos y campanarios de las principales iglesias.

Gustaba que le contase una que otra historia que representaba algún misterioso interés de esta vieja ciudad que le vio nacer.

Bien, imposible no rememorar alguno que otro detalle los días que pasé en largas tertulias, desde pintura y música clásica hasta el arte de las suertes toreras; o por qué no redactando un escrito de corte legal, con este compadre por doble partida (ambos nos dedicamos los primogénitos), viejo defensor testarudo y sin doblez que ha dejado una huella imborrable dentro del círculo de amigos taurinos del Perú y el exterior a quien tuve el honor de conocer y tratar.

Cincuenta y ocho años de amistad no son para menos.

Hoy, mientras un rumor de quemadores venía del corazón del crematorio meditaba, a la par que observaba las colinas de Lurín, los misterios de este acto por el cual el fuego reduce el cuerpo mientras se agranda la memoria, la memoria que me viene de los felices días con mi viejo condiscípulo y camarada ahora en otra dimensión.


Ha dejado dispuesto que sus cenizas sean esparcidas en el ruedo de Acho.

Lima, sábado 7 de marzo del año 2009.

Luis Siabala Valer



Foto de la cabecera: Fernando Marcet, por don Miguel Ángel Delgado V.
Patio de los tendidos de sombra en Acho.

Tomada de Tauromaquias